Deforestación. FUENTE: NATIONAL GEOGRAPHIC
5 de septiembre de 2010
Terrible plaga de nuestro tiempo
La deforestación arrasa los bosques y las selvas de la Tierra de
forma masiva causando un inmenso daño a la calidad de los suelos. Los
bosques todavía cubren alrededor del 30 por ciento de las regiones del
mundo, pero franjas del tamaño de Panamá se pierden indefectiblemente
cada año.
Las selvas tropicales y los bosques pluviales podrían desaparecer
completamente dentro de cien años si continúa el ritmo actual de
deforestación.
Los motivos de la tala indiscriminada son muchos, pero la mayoría
están relacionados con el dinero o la necesidad de los granjeros de
mantener a sus familias. El inductor subyacente de la deforestación es
la agricultura. Los agricultores talan los bosques con el fin de obtener
más espacio para sus cultivos o para el pastoreo de ganado. A menudo,
ingentes cantidades de pequeños agricultores despejan hectáreas de
terreno arbolado, para alimentar a sus familias, mediante tala y fuego
en un proceso denominado «agricultura de roza y quema».
Las operaciones madereras comerciales, que proporcionan productos de
pulpa de papel y madera al mercado mundial, también participan en la
tala de innumerables bosques cada año. Los leñadores, incluso de forma
furtiva, también construyen carreteras para acceder a bosques cada vez
más remotos, lo que conlleva un incremento de la deforestación. Los
bosques y selvas también caen víctimas del crecimiento urbano constante.
No toda la deforestación es consecuencia de la intencionalidad.
Alguna es causa de factores humanos y naturales como los incendios
forestales y el pastoreo intensivo, que puede inhibir el crecimiento de
nuevos brotes de árboles.
La deforestación tiene muchos efectos negativos para el medio
ambiente. El impacto más dramático es la pérdida del hábitat de millones
de especies. Setenta por ciento de los animales y plantas habitan los
bosques de la Tierra y muchos no pueden sobrevivir la deforestación que
destruye su medio.
La deforestación es también un factor coadyuvante del cambio
climático. Los suelos de los bosques son húmedos, pero sin la protección
de la cubierta arbórea, se secan rápidamente. Los árboles también
ayudan a perpetuar el ciclo hidrológico devolviendo el vapor de agua a
la atmósfera. Sin árboles que desempeñen ese papel, muchas selvas y
bosques pueden convertirse rápidamente en áridos desiertos de tierra
yerma.
La eliminación de la capa vegetal arrebata a los bosques y selvas de
sus palios naturales, que bloquean los rayos solares durante el día y
mantienen el calor durante la noche. Este trastorno contribuye a la
aparición de cambios de temperatura más extremos que pueden ser nocivos
para las plantas y animales.
Los árboles desempeñan un papel crucial en la absorción de gases de
efecto invernadero, responsables del calentamiento global. Tener menos
bosques significa emitir más cantidad de gases de efecto invernadero a
la atmósfera y una mayor velocidad y gravedad del cambio climático.
La solución más rápida a la deforestación es, sencillamente,
interrumpir la tala de árboles. Aunque el ritmo de deforestación se ha
ralentizado un poco en los últimos años, las realidades financieras
actuales hacen de esta solución una alternativa poco probable.
La solución más viable sería gestionar los recursos vegetales
cuidadosamente mediante la eliminación de los despejes agrícolas para
asegurar que los entornos forestales permanecen intactos. La tala que se
realice debe hacerse de forma balanceada mediante la plantación de
suficiente árboles jóvenes que sustituyan a los más viejos en todos los
bosques y selvas. El número de nuevas plantaciones de árboles aumenta
cada año, pero el total todavía equivale a una ínfima parte del área
forestal del planeta.