“Donald Trump se está aislando a sí mismo en el Acuerdo de París, no a EE UU”. FUENTE:EL PAIS. Propuesta por Erica de 2º FPB.
El político demócrata presenta en México la segunda parte del documental ‘La verdad incómoda’.
El principal portavoz en contra del cambio climático tiene problemas de sudoración. Morelia recibió a Al Gore (Washington, 1948)
con buen clima. El Festival Internacional de cine de Morelia, el más
importante en el país, ha visto el sol en su año 15. Las dos ediciones
anteriores estuvieron pasadas por aguas torrenciales provocadas por el
paso de sendos huracanes por el país. La cálida temperatura obligó al
equipo del 45 vicepresidente de Estados Unidos a comprar un aire
acondicionado especial para su estancia en un hotel de la capital de
Michoacán. Sin embargo, cuando el político demócrata ganador del Premio
Nobel de la Paz en 2007 se dirigió a la alfombra roja de La verdad incómoda 2 comenzó a llover con fuerza.
Estos comportamientos erráticos del clima fueron parte de lo que llevó a Gore a decidirse hacer una secuela de su exitoso documental de 2006, ganador de dos Oscar. “Los eventos extremos relacionados con el clima son ahora más destructivos. Los informativos nocturnos de la televisión se han convertido en un paseo de la naturaleza por el libro de las revelaciones”, dice Gore en entrevista. El exvicepresidente hace referencia a la intensa temporada que ha sufrido Estados Unidos este año. Su país ha sido azotado por los huracanes Harvey, María, Irma y los salvajes incendios en California.
Gore retrata en su nuevo documental la destrucción que ocasionó el
tifón Haiyan en Filipinas en 2013. La magnitud de la tragedia se cuenta
con la visita del exvicepresidente a un cementerio sembrado de cientos
de cruces de las víctimas que dejó el fenómeno en la ciudad de Tacloban.
El tifón causó la muerte de más de 6.000 personas en ese país.
El Nobel se sincera en la cinta. Admite que la década en la que ha volcado sus esfuerzos para luchar por la reducción de los gases contaminantes ha sido una “experiencia dolorosa” pues no ha conseguido lo que se propuso. “Han habido momentos en el pasado en los que me he sentido frustrado”, asegura. También vislumbra la llegada del cambio. “Estamos en el inicio de una revolución sostenible que tiene una magnitud de la revolución industrial y la velocidad de la revolución digital. Ahora soy menos vulnerable a los momentos de desesperación”.
Uno de los escasos casos de éxito que se cuentan en La verdad incómoda 2 es latinoamericano. Se trata del mercado de energía solar de Chile, que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Gore lo muestra en la pantalla con una gráfica de barras de su presentación de Keynote, en un guiño a uno de sus momentos más reconocidos de la primera parte. “Ahora tenemos soluciones al alcance de la mano y más accesibles. En el mundo se están firmando contratos para comprar paneles solares por menos de la mitad de lo que cuesta la electricidad de carbón o gas. Eso me convenció de que era un buen momento de hacer la secuela”, asegura.
Bonni Cohen y Jon Shenk, los directores del documental, cuentan con el ritmo de un thriller político las negociaciones in extremis que se llevaron a cabo en la cumbre de clima de París, en diciembre de 2015. Las cámaras muestran tras bambalinas los esfuerzos de Gore para conseguir que India frenara su plan de construir 400 nuevas plantas de carbón, suficientes para borrar los esfuerzos que se han hecho contra el cambio climático hasta ahora. Al final, el político lo consigue. El aparente final feliz conseguido en el Acuerdo de París encontraría pronto un gran obstáculo: Donald Trump.
Gore confiesa que se preocupó mucho cuando Trump informó de que
Estados Unidos daba la espalda al acuerdo mundial firmado por 195
naciones. “Sentía que otros países podían usar eso como excusa para
salirse. Pero no ha sucedido, con la excepción de Siria. En mi país, los
Estados más grandes como California, Nueva York y muchos otros se
mantienen dentro del tratado. Ahora es claro que Estados Unidos no solo
logrará mantener su compromiso dentro del tratado, sino que superará sus
metas”, dice el Nobel, que recuerda que la fecha fatal para que Estados
Unidos se retire del Acuerdo es el 4 de noviembre de 2020, un día
después de las elecciones presidenciales. “Seguimos en el acuerdo de
París y lograremos nuestro compromiso. Trump se está aislando a sí
mismo, no a Estados Unidos”, dice Al Gore.
Gore asegura que se aproxima un “punto de quiebre político”. “Una vez que esto suceda será difícil para los políticos que continúen sirviendo a los intereses de los grandes contaminantes y engañando a los votantes. Todas las grandes revoluciones —la de los derechos civiles, la abolición de la esclavitud, la de los derechos de las mujeres y las minorías— se han conducido siempre por la exigencia de los ciudadanos para elegir lo que es correcto sobre lo incorrecto”.
El demócrata hace una referencia a muchos de los integrantes de la Administración Trump, que representan los intereses de las grandes corporaciones. Uno de ellos Rex Tillerson, el secretario de Estado, quien fue ejecutivo de ExxonMobil. “El único remedio para ese mal es que cada vez más ciudadanos digan a sus políticos que saben de donde vino el dinero que los financió y que los están vigilando”.
Estos comportamientos erráticos del clima fueron parte de lo que llevó a Gore a decidirse hacer una secuela de su exitoso documental de 2006, ganador de dos Oscar. “Los eventos extremos relacionados con el clima son ahora más destructivos. Los informativos nocturnos de la televisión se han convertido en un paseo de la naturaleza por el libro de las revelaciones”, dice Gore en entrevista. El exvicepresidente hace referencia a la intensa temporada que ha sufrido Estados Unidos este año. Su país ha sido azotado por los huracanes Harvey, María, Irma y los salvajes incendios en California.
El Nobel se sincera en la cinta. Admite que la década en la que ha volcado sus esfuerzos para luchar por la reducción de los gases contaminantes ha sido una “experiencia dolorosa” pues no ha conseguido lo que se propuso. “Han habido momentos en el pasado en los que me he sentido frustrado”, asegura. También vislumbra la llegada del cambio. “Estamos en el inicio de una revolución sostenible que tiene una magnitud de la revolución industrial y la velocidad de la revolución digital. Ahora soy menos vulnerable a los momentos de desesperación”.
Uno de los escasos casos de éxito que se cuentan en La verdad incómoda 2 es latinoamericano. Se trata del mercado de energía solar de Chile, que ha crecido exponencialmente en los últimos años. Gore lo muestra en la pantalla con una gráfica de barras de su presentación de Keynote, en un guiño a uno de sus momentos más reconocidos de la primera parte. “Ahora tenemos soluciones al alcance de la mano y más accesibles. En el mundo se están firmando contratos para comprar paneles solares por menos de la mitad de lo que cuesta la electricidad de carbón o gas. Eso me convenció de que era un buen momento de hacer la secuela”, asegura.
Bonni Cohen y Jon Shenk, los directores del documental, cuentan con el ritmo de un thriller político las negociaciones in extremis que se llevaron a cabo en la cumbre de clima de París, en diciembre de 2015. Las cámaras muestran tras bambalinas los esfuerzos de Gore para conseguir que India frenara su plan de construir 400 nuevas plantas de carbón, suficientes para borrar los esfuerzos que se han hecho contra el cambio climático hasta ahora. Al final, el político lo consigue. El aparente final feliz conseguido en el Acuerdo de París encontraría pronto un gran obstáculo: Donald Trump.
Estamos en el inicio de una revolución sostenible que tiene una magnitud de la revolución industrial y la velocidad de la revolución digital
Al Gore, exvicepresidente de EE UU
Gore asegura que se aproxima un “punto de quiebre político”. “Una vez que esto suceda será difícil para los políticos que continúen sirviendo a los intereses de los grandes contaminantes y engañando a los votantes. Todas las grandes revoluciones —la de los derechos civiles, la abolición de la esclavitud, la de los derechos de las mujeres y las minorías— se han conducido siempre por la exigencia de los ciudadanos para elegir lo que es correcto sobre lo incorrecto”.
El demócrata hace una referencia a muchos de los integrantes de la Administración Trump, que representan los intereses de las grandes corporaciones. Uno de ellos Rex Tillerson, el secretario de Estado, quien fue ejecutivo de ExxonMobil. “El único remedio para ese mal es que cada vez más ciudadanos digan a sus políticos que saben de donde vino el dinero que los financió y que los están vigilando”.